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inclusión social

Galardón
Almejeras de Altata reciben el Premio Nacional de Pesca y Acuacultura Sustentables 2020-2022
Obtuvieron el primer lugar en la categoría “Pesca Comercial de Pequeña Escala” en el premio convocado por el Gobierno Federal

Yanett Miranda Castro, Celia Acosta Velázquez y Miriam Pérez Aro, presidenta e integrantes de la cooperativa Almejeras de Santa Cruz, de Altata, Navolato; recibieron el Premio a la Pesca y Acuacultura Sustentables 2020-2022, categoría “Pesca Comercial de Pequeña Escala”, que entrega el Gobierno federal a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca).

El galardón se entregó en Mazatlán, en reconocimiento al esfuerzo que Yanett y un grupo de pescadoras han realizado por una pesca sostenible. El liderazgo de Yanett, quien creció entre las pangas, atarrayas y la pasión de su padre por esta actividad, comenzó, explica, ante el creciente “mar de rezago” que enfrenta el sector.

“Me tocó nacer en un tiempo de abundancia. Nuestra bahía de Altata producía 30 toneladas diarias de almeja en promedio. Todas las familias nos beneficiábamos de esos recursos que de repente se acabaron”, recuerda.

Recuerda que, cuando niña, veía sacar a su padre hasta 300 kilos de camarón al día, mientras que hoy, 30 kilos representan un logro. Entonces, la temporada duraba hasta siete meses, de agosto a marzo. La situación para la almeja es aún peor.

“A veces que no hay ni para el antojo”, expresa.

“Aprender a trabajar de manera sostenible es una necesidad”

Lo anterior, reconoce Yanett, se debe a que los pescadores no tenían una cultura para realizar correctamente la actividad. Salían al mar y regresaban con producto de todos los tamaños.

“Creímos que nunca se nos iba a acabar el producto. Nacimos en un mar en el que nos enseñaron que se podía pescar de todo, sin importar talla, medida, si estaba enhuevado o no; hoy sabemos que aprender a trabajar de manera sostenible es una necesidad obligada del sector, si lo que queremos es salir adelante y continuar con la cultura de la pesca”.

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Pese al escenario, Yanett se aferró a la actividad. Ella y su familia veían que, conforme escaseaba el producto, cada vez más compañeras y compañeros se retiraban en busca de nuevos mares, o al campo; otros más se fueron a otras entidades del país, a Estados Unidos o Canadá para emplearse en algo totalmente diferente, pero que permitiera poner el pan en la mesa.

“Es muy triste que nuestra gente tenga que salirse, pese a que ama el mar, ama lo que hace; porque no alcanza para una vida digna con la pesca. Muchas otras seguimos aquí echándole ganas para seguir rescatando nuestro modo de vida”.

Mujeres pescadoras organizadas

En 2017 llegó a las pescadoras de esa región una información que cambiaría su visión acerca de la pesca y despertaría en ellas una luz de esperanza para el futuro. Participaron en el Fortalecimiento de habilidades por parte del Fondo de Defensa Ambiental de México (EDF por sus siglas en inglés). Se trata de una organización civil que capacita a las y los pescadores para una actividad más sostenible.

Con ello, descubrieron que como mujeres del mar tienen los mismos derechos a participar e informarse acerca de su actividad. Así se formalizaron como Almejeras de Santa Cruz, y surgieron también la Cooperativa de Aguamitas, las Lobas del Manglar, Las Banas Guerreras, en Bahía Santa María; todas almejeras.

Comenzaron por aprender y conocer sus derechos para tener cooperativas y solicitar permisos de pesca. Desde entonces han trabajado por ejercer ese derecho al mar que tienen las mujeres.

Muchas de mujeres, indica, participan de en el sector pesquero, sin meterse al agua, pero de manera efectiva, haciéndola posible: haciendo redes, lonche para los pescadores, descabezando el producto o empacándolo, dándole valor agregado, o bien, poniendo un producto preparado en la mesa de los consumidores; estas actividades, indica, nunca han sido valoradas, ni visibilizadas. Ni siquiera se conoce un número real de cuántas participan en el sector pesca ribereña.

“Siempre hemos trabajado en el sector, pero nunca organizadas, ni siquiera lo sabíamos, ¿cómo íbamos a impulsarlo?”.

“Ahora además somos investigadoras”

El liderazgo de Yanett ha escalado a todo el país. Actualmente es presidenta de la Red Nacional de Mujeres del Mar, donde ha impulsado la perspectiva de género para que se conozca y valore el trabajo de las mujeres en la pesca.

“Creo que es fundamental que crezcamos como familias de la pesca para fortalecer al sector, pero también resolvamos lo que llevamos durante generaciones salga adelante porque, el hecho de que tengamos un mar de oportunidades, pero cada vez haya más familias de pescadores más pobres, es una situación que no debe existir”.

Con apoyo y orientación de EDF y Pronatura Noroeste, hace tres años las pescadoras instalaron un refugio pesquero frente a la bahía de Altata con el que monitorean el crecimiento de la almeja chocolata, lo que permitirá recuperar la especie.

Esa zona es la única del país inscrita en el Fisher Progress, lo que la coloca en el mapa mundial, significa que trabaja de manera sostenible, de la mano de autoridades y pescadores por un futuro para la pesca.

“Nos habíamos quedado 10 años sin almeja chocolata y ahorita, mediante todo un proceso: un comité de manejo, mejora pesquera, zona de refugio de no pesca; ya tenemos almeja chocolata por toda la bahía”.

A través de este proyecto, las almejeras cuentan un plan de monitoreo biológico donde trabajan de la mano con las autoridades, Conapesca e Inapesca. El objetivo es que las próximas generaciones cuenten con una forma de trabajo y manejo del recurso pesquero, con una cultura de cuidado del medio ambiente y limpieza de playas.

“La importancia de que trabajar de manera sostenible trae beneficios económicos en el océano. Nuestra principal preocupación es que siga habiendo qué pescar”, expresa Yanett.

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